domingo, 2 de noviembre de 2008

Kim Ki-duk - Hierro 3


A propósito del cine de Kim Ki-duk. Asistir a la proyección de un largometraje del director coreano Kim Ki-duk significa ingresar en un universo de representaciones simbólicas coloridas y pintorescas que responde a una lógica propia.
Un mundo habitado por seres acostumbrados a prescindir de la comunicación verbal; impulsados por una permanente búsqueda de redención; inevitablemente involucrados en relaciones tortuosas, signadas por la violencia; como si estar atrapados en esos vínculos para víctima y victimario fuese forzoso, tal si estuviesen señalados por un fatum trágico, o mejor, el efecto del karma.
Solo en filmes recientes como Hierro-3 o El arco (2005), esos lazos son consumados de forma satisfactoria, pero fantástica, influida por una mirada mística.
Los ámbitos donde desarrollan sus actos son consustanciales con esos personajes, por ejemplo: las cabañas flotantes de La isla (2000); las casas deshabitadas de Hierro-3; el barco de El arco; mientras que los objetos sirven para materializar esos modos de relacionarse: la caña de pescar en La isla; el palo de golf en Hierro-3; el arco en El arco.
Son metáforas visuales bellamente poéticas opuestas a imágenes de una dureza extrema, siempre alusivas a sus protagonistas continuamente obligados a un sacrificio, cual ritual de expiación.

viernes, 31 de octubre de 2008

Hank Mobley

El crítico Leonard Feather calificó de manera ingeniosa a Hank Mobley como "el campeón de peso mediano del saxo tenor".
Asociado a los músicos de jazz de la Costa Este de Estados Unidos, nunca representó con fidelidad el sonido característico del hard-bop, pues carecía del tono robusto de sus contemporáneos John Coltrane o Sonny Rollins.
Sin embargo, tampoco era tan suave como el de Stan Getz o Lester Young.
A mitad de la década del sesenta, exhibió un significativo cambio en el tono que él mismo describía como redondo, mudando de un carácter cálido a uno más crudo, ligeramente próximo al de sus colegas por aquellos años.
Aún cuando en su obra no sea posible hallar una intención de forzar límites propia de artistas del avant-garde o el free jazz, encuentra su virtud en un altísimo grado de consistencia que se traduce en solos siempre construidos en forma acabada, incluyendo frases de una distinguida cualidad melódica y una gran complejidad rítmica.