domingo, 2 de noviembre de 2008

Kim Ki-duk - Hierro 3


A propósito del cine de Kim Ki-duk. Asistir a la proyección de un largometraje del director coreano Kim Ki-duk significa ingresar en un universo de representaciones simbólicas coloridas y pintorescas que responde a una lógica propia.
Un mundo habitado por seres acostumbrados a prescindir de la comunicación verbal; impulsados por una permanente búsqueda de redención; inevitablemente involucrados en relaciones tortuosas, signadas por la violencia; como si estar atrapados en esos vínculos para víctima y victimario fuese forzoso, tal si estuviesen señalados por un fatum trágico, o mejor, el efecto del karma.
Solo en filmes recientes como Hierro-3 o El arco (2005), esos lazos son consumados de forma satisfactoria, pero fantástica, influida por una mirada mística.
Los ámbitos donde desarrollan sus actos son consustanciales con esos personajes, por ejemplo: las cabañas flotantes de La isla (2000); las casas deshabitadas de Hierro-3; el barco de El arco; mientras que los objetos sirven para materializar esos modos de relacionarse: la caña de pescar en La isla; el palo de golf en Hierro-3; el arco en El arco.
Son metáforas visuales bellamente poéticas opuestas a imágenes de una dureza extrema, siempre alusivas a sus protagonistas continuamente obligados a un sacrificio, cual ritual de expiación.
En Hierro 3, el joven Tae-suk (Jae Hee) entra en casas desocupadas, una idea que Kim rescata de Vive l'amour (Tsai Ming-liang, 1994), para cumplir con quehaceres domésticos: limpiar, lavar ropa, hacer alguna reparación; apropiándose transitoriamente de ese espacio impregnado de vidas ajenas. Hasta que un día conoce a Sun-hwa (Lee Seung-yun), una mujer maltratada por su marido, y su solitaria existencia adquiere un nuevo sentido.
Sin embargo, para realizar esa cotidianeidad añorada (en palabras del propio director: "Todos somos casas vacías"), debe desprenderse por completo de lo material, convertirse en un fantasma.
Las constantes del cine de Kim Ki-duk también están presentes en sus películas más recientes: Tiempo (2006) y Aliento (2007).
En Tiempo, Seh-hee (Park Ji-yeon), una mujer animada por celos excesivos, se somete a una operación de cirugía plástica para mudar su identidad y averiguar si su amor es correspondido. En la escena final, ella tropieza con sí misma y pone de manifiesto la circularidad del tiempo.
En Aliento, Yeon (Park Ji-a), una joven atrapada en la rutina de un hogar compartido con un marido que la engaña y su pequeña hija, se siente atraída por un condenado a muerte que es noticia en los medios por los continuos intentos de suicidio. En el entorno de una celda, Yeon recreará las distintas estaciones del año para evadir el encierro de ambos.

Título original: Bin-jip
Año: 2004
País: Corea del Sur
Género: drama romántico
Director: Kim Ki-duk
Actores: Seung-yeon Lee, Hee Jae, Kwon Hyuk-ho, Joo Jin-mo, Choi Jeong-ho, Lee Joo-suk, Lee Mi-sook, Moon Sung-hyuk
Guión: Kim Ki-duk
Fotografía: Jang Seung-beck
Idioma: coreano

2 comentarios:

Guido Acuña Bonilla dijo...

Es necesaria la belleza para entender la violencia, la soledad y la incomunicación?.
es necesario el color para entender la belleza,la violencia, el dolor,la incomunicaión?
es necesaria la musica, para entender la belleza, la armonia,la textura, la violencia, la incomunicación?
Gracias Kim por tu visión.
Guido

Sucre2496 dijo...

Gracias Guido por tu comentario. Espero postear alguna de las maravillosas películas de Tsai Ming-Liang, otro autor que desarrolla estos mismos temas de un modo formidable. Un saludo.