miércoles, 23 de noviembre de 2011

Isabelle Czajka - El año siguiente

La adolescente Emmanuelle (Anaïs Demoustier) vive en los suburbios de París y ve pasar la vida a través de las ventanas del ómnibus sin demasiado interés en dirección al hospital para visitar a su padre enfermo.
Su andar cansino no hace más que reflejar la falta de prisa por saber lo que pueda depararle el porvenir.
Cursa el último año del secundario, pero no sabe a qué se dedicará una vez recibida.
Cuando un orientador vocacional la interrogada acerca de su futuro, contesta que está interesada en el teatro, aunque en verdad, se siente atraída por su profesor de francés y actuación y solo necesita alguien que la abrace y le diga que todo va a estar bien.
Su madre (Ariane Ascaride), incapaz de contenerla, ansiosa por dejar atrás su pasado y preocupada por no envejecer sola, le dice: "Me hubiera llevado el mundo por delante a tu edad".
A lo que Emmanuelle responde: "No llegaste muy lejos".
La ausencia del padre sirve para incrementar las sensaciones de inseguridad y vacío.
Siempre es duro adaptarse a los cambios y la adolescencia es la etapa de la vida en la que tiene lugar una revolución interior.
De buenas a primeras, se siente la exigencia por tener que vivir conforme a lo que se espera de uno. Como Emmanuelle misma señala, en un acertado relato en off en tercera persona: "Tiene miedo de ser diferente a los demás".

domingo, 14 de agosto de 2011

Antoine de Caunes - Criaturas de la noche

Criaturas de la noche, cuyo título original en francés Les morsures de l’aube puede ser traducido como Las mordeduras del alba, recuerda a Después de hora (After Hours, 1985), el filme de Martin Scorsese, solo que mudando la locación de Nueva York a Paris.
Entre las comedias negras, góticas, y las películas de vampiros, a las que se toma en broma, tiene como protagonista a Antoine, un joven perdedor con veleidades de playboy, que vive de noche colándose en tertulias y duerme en un gimnasio sobre una reposera al lado de la pileta, guardando sus pertenencias en un casillero.
Pero sus verdaderas dificultades empezarán cuando invoque el nombre de Jordan, un elusivo rey de la noche, para ingresar a una fiesta privada a la que no fue invitado, y el anfitrión le ofrezca un millón de francos para hallarlo.
Devenido en improvisado investigador privado, Antoine deberá introducirse en el submundo de los sex-clubs, enfrentándose con el dueño de unos perros de pelea y una satirizada banda de matones.
La mayor parte del metraje sigue a nuestro anti-héroe en su nocturnal deambular, sin que despierte interés lo que pueda ocurrir, debido a un guión que no es gracioso y a una historia que no genera suspenso.
El verdadero atractivo consiste en la cautivante presencia de la diva de culto Asia Argento, en el rol de Violaine (“Mi nombre es una mezcla de violación y odio”), capaz de quitar el aliento con sus apariciones en pantalla, en particular en la escena en que multiplicada por tres, por efecto de su condición vampírica o por haber colocado un narcótico en la copa de Antoine, se aprovecha de nuestro indefenso prodigio.

martes, 19 de julio de 2011

Takashi Miike - Vivo o muerto

El inicio vertiginoso, frenético, a la manera de un video-clip, nos introduce en el submundo que habitaremos en las siguientes dos horas, poblado de la fauna que deambula al acecho las calles del barrio de Shinjuku, amparado en las fulgurantes luces de neón que convierten a Tokio en una metrópolis única.
Es el universo de las correrías alucinantes, disparatadas, demenciales; plagadas de excesos, excentricidades: las travesuras del realizador japonés Takashi Miike.
En esas fascinantes secuencias se asiste a la caída al vacío desde un edificio del cuerpo de una joven, el crimen de un homosexual mientras sodomiza a otro en un repugnante baño, el estallido de unos fideos que salen del vientre de un chino expulsados hacia la cámara cuando es baleado mientras comía con voracidad, la rutina en el caño de una bailarina exótica, un homicida convertido en payaso lanza-cuchillos durante su fuga, un ejecutivo aspirando una línea de cocaína interminable en una fábrica abandonada, y un par de policías maltratando transeúntes.
En ese mismo escenario se enfrentarán Jojima (Shô Aikawa), un policía decidido a combatir al crimen organizado, padre de una hija enferma que debe ser sometida a una costosa operación, subordinado de un jefe corrupto que lo acusa de querer incendiar cada día la estación de policía y de un superior dedicado a tocar la flauta en la terraza del precinto; y Ryuichi (Riki Takeuchi), un matón que busca hacerse un espacio en la mafia para superar su origen minoritario.

miércoles, 29 de junio de 2011

Lucía Puenzo - El niño pez

Lala (Inés Efron) y La Guayi (Mariela Vitale, alias "Emme"), hija y empleada doméstica paraguaya de una familia de clase media alta, son las protagonistas de una historia de amor lésbico, con referencias al cine policial y fantástico.
La trama incluye un parricidio, relaciones incestuosas expuestas y veladas, trata de blancas, corrupción policial y una leyenda guaraní.
Lala pertenece a una familia disfuncional, compuesta por un padre juez y una madre ocupando su tiempo entre amigas y la afición a correr maratones, ambos ausentes y desinteresados en mejorar la deteriorada comunicación con los hijos (Nacho, hermano de Lala, tiene como meta volver a ser internado en una granja).
La Guayi se incorpora a la casa habitada por la familia a los catorce años, huyendo de su hogar en Asunción tras haber quedado embarazada del padre (Arnaldo André), y perder un hijo en circunstancias que en el relato se confunden con el mito: el hijo desaparecido es el niño pez aludido en el título, morador del fondo de un lago, destinado a acompañar a los ahogados a las profundidades.
Las jóvenes se diferencian en cuanto a su origen social: Lala fue criada en la abundancia y la comodidad, mientras que La Guayi padeció un pasado de abusos y carencia, pero tienen en común el haber estado siempre solas.

miércoles, 11 de mayo de 2011

Naomi Kawase - Shara

Shara empieza con un largo travelling en ralentí, en una escena que se desarrolla como si fuese un sueño, donde la cámara "observa" a los hermanos Kei y Shun quitándose manchas de tinta china y, a continuación, los "persigue" cuando Kei corre, seguido por Shun, sin que podamos saber dónde se dirige, por las bonitas calles de Nara, antigua capital de Japón y ciudad natal de la realizadora Naomi Kawase.
De pronto, Kei desaparece sin dejar rastros, como si se se desvaneciera en el aire.
La acción se vuelve a reanudar unos años más tarde, con los integrantes de la familia intentando sobrellevar la ausencia del hijo: la madre ha quedado embarazada una vez más, el padre es el director del festival de danzas callejeras de Basara y Shun pinta un retrato de su hermano.
Pero un día, reciben la ansiada noticia de la aparición de Kei.
Entonces, es el tiempo de la reparación.
El baile permite alejar los fantasmas, conjurar la suerte, mientras que la llegada de la lluvia tiene un efecto de purificación.
El nacimiento de un nuevo hijo ("Amanece" dice Reiko, el personaje de la madre interpretado por la propia directora), tiene lugar en el hogar familiar, en presencia de los más cercanos, subrayando la importancia de la familia y la comunidad.

lunes, 28 de marzo de 2011

Kazuo Ishiguro - Pálida luz en las colinas

Después del suicidio de Keiko, su hija mayor, y mientras recibe en su casa en Inglaterra la visita de Niki, la menor, Etsuko, una mujer de cincuenta años, recuerda los días en Nagasaki, cuando conoció a las raras e inquietantes Sachiko y su pequeña hija Mariko.
Sachiko, desfavorecida por la pérdida de status social, está empecinada en huir rumbo a un futuro incierto; por su parte, Mariko sufrió un episodio traumático en tiempos de guerra, afectando su comportamiento.
Kazuo Ishiguro, nativo de Nagasaki, naturalizado británico y formado académicamente en el Reino Unido, en su primera novela, Pálida luz en las colinas (1982), expone las consecuencias funestas de la II Guerra Mundial, la bomba atómica y la ocupación del Japón en sus habitantes, en particular, cómo los valores culturales de Estados Unidos influyeron negativamente en las rígidas costumbres en materia de enseñanza, modificando el modo en que la sociedad japonesa se concebía a sí misma, desconociendo el modelo sustentado en el patriotismo, la disciplina, el deber, la lealtad y las tradiciones vigente en el pasado, cuyo efecto fue un enfrentamiento generacional.
Pero las inquietudes que transmite esta obra son: escribir acerca de la tristeza, la añoranza que provoca dejar atrás una ciudad y un país (la familia del autor se trasladó a Londres cuando contaba con apenas seis años); la aceptación de la partida de una hija que ha muerto y de otra que empieza a vivir en forma independiente; las dudas acerca de cómo habría sido todo si se hubiesen tomado otras decisiones; y el modo en que las propias determinaciones afectan a aquellos por quienes somos responsables.

Kazuo Ishiguro - Los restos del día

Mister Stevens es un mayordomo que ha servido durante treinta años en la mansión inglesa Darlington Hall.
Cuando el nuevo señor, el norteamericano Mister Farraday, propone al sirviente hacer un viaje de descanso durante su ausencia, Mister Stevens piensa que quizá sea una buena oportunidad de visitar a la antigua ama de llaves miss Kenton con la intención de sugerir que regrese a su trabajo.
A partir de allí, tiene lugar el recorrido de Mister Stevens en el majestuoso Ford que perteneciera a lord Darlington, su patrón de tantos años, por los acogedores paisajes de un verde único de las planicies de Inglaterra que separan Oxford de Weymouth, donde sucede el encuentro con Miss Kenton.
Kazuo Ishiguro cuenta de un modo ejemplar esos seis días de viaje, apenas una excusa para describir al protagonista.
La mayor preocupación de Mister Stevens es responder a la pregunta: "¿Qué es un "gran" mayordomo?
Su respuesta está asociada a la idea de "dignidad".
Es fascinante el relato de cómo el sirviente llega a adquirir esa cualidad, consistiendo en no despojarse nunca de su función en presencia de otra persona, hecho demostrado en la forma en que se rehúsa a abandonar la investidura mientras su padre agoniza o Miss Kenton anuncia que va a contraer matrimonio y se marchará de la mansión.
"¿He de pensar -dijo- que después de tantos años de servicio en esta casa, no tiene usted más palabras de despedida que las que acaba de pronunciar?