lunes, 28 de marzo de 2011

Kazuo Ishiguro - Pálida luz en las colinas

Después del suicidio de Keiko, su hija mayor, y mientras recibe en su casa en Inglaterra la visita de Niki, la menor, Etsuko, una mujer de cincuenta años, recuerda los días en Nagasaki, cuando conoció a las raras e inquietantes Sachiko y su pequeña hija Mariko.
Sachiko, desfavorecida por la pérdida de status social, está empecinada en huir rumbo a un futuro incierto; por su parte, Mariko sufrió un episodio traumático en tiempos de guerra, afectando su comportamiento.
Kazuo Ishiguro, nativo de Nagasaki, naturalizado británico y formado académicamente en el Reino Unido, en su primera novela, Pálida luz en las colinas (1982), expone las consecuencias funestas de la II Guerra Mundial, la bomba atómica y la ocupación del Japón en sus habitantes, en particular, cómo los valores culturales de Estados Unidos influyeron negativamente en las rígidas costumbres en materia de enseñanza, modificando el modo en que la sociedad japonesa se concebía a sí misma, desconociendo el modelo sustentado en el patriotismo, la disciplina, el deber, la lealtad y las tradiciones vigente en el pasado, cuyo efecto fue un enfrentamiento generacional.
Pero las inquietudes que transmite esta obra son: escribir acerca de la tristeza, la añoranza que provoca dejar atrás una ciudad y un país (la familia del autor se trasladó a Londres cuando contaba con apenas seis años); la aceptación de la partida de una hija que ha muerto y de otra que empieza a vivir en forma independiente; las dudas acerca de cómo habría sido todo si se hubiesen tomado otras decisiones; y el modo en que las propias determinaciones afectan a aquellos por quienes somos responsables.

Kazuo Ishiguro - Los restos del día

Mister Stevens es un mayordomo que ha servido durante treinta años en la mansión inglesa Darlington Hall.
Cuando el nuevo señor, el norteamericano Mister Farraday, propone al sirviente hacer un viaje de descanso durante su ausencia, Mister Stevens piensa que quizá sea una buena oportunidad de visitar a la antigua ama de llaves miss Kenton con la intención de sugerir que regrese a su trabajo.
A partir de allí, tiene lugar el recorrido de Mister Stevens en el majestuoso Ford que perteneciera a lord Darlington, su patrón de tantos años, por los acogedores paisajes de un verde único de las planicies de Inglaterra que separan Oxford de Weymouth, donde sucede el encuentro con Miss Kenton.
Kazuo Ishiguro cuenta de un modo ejemplar esos seis días de viaje, apenas una excusa para describir al protagonista.
La mayor preocupación de Mister Stevens es responder a la pregunta: "¿Qué es un "gran" mayordomo?
Su respuesta está asociada a la idea de "dignidad".
Es fascinante el relato de cómo el sirviente llega a adquirir esa cualidad, consistiendo en no despojarse nunca de su función en presencia de otra persona, hecho demostrado en la forma en que se rehúsa a abandonar la investidura mientras su padre agoniza o Miss Kenton anuncia que va a contraer matrimonio y se marchará de la mansión.
"¿He de pensar -dijo- que después de tantos años de servicio en esta casa, no tiene usted más palabras de despedida que las que acaba de pronunciar?