lunes, 28 de marzo de 2011

Kazuo Ishiguro - Los restos del día

Mister Stevens es un mayordomo que ha servido durante treinta años en la mansión inglesa Darlington Hall.
Cuando el nuevo señor, el norteamericano Mister Farraday, propone al sirviente hacer un viaje de descanso durante su ausencia, Mister Stevens piensa que quizá sea una buena oportunidad de visitar a la antigua ama de llaves miss Kenton con la intención de sugerir que regrese a su trabajo.
A partir de allí, tiene lugar el recorrido de Mister Stevens en el majestuoso Ford que perteneciera a lord Darlington, su patrón de tantos años, por los acogedores paisajes de un verde único de las planicies de Inglaterra que separan Oxford de Weymouth, donde sucede el encuentro con Miss Kenton.
Kazuo Ishiguro cuenta de un modo ejemplar esos seis días de viaje, apenas una excusa para describir al protagonista.
La mayor preocupación de Mister Stevens es responder a la pregunta: "¿Qué es un "gran" mayordomo?
Su respuesta está asociada a la idea de "dignidad".
Es fascinante el relato de cómo el sirviente llega a adquirir esa cualidad, consistiendo en no despojarse nunca de su función en presencia de otra persona, hecho demostrado en la forma en que se rehúsa a abandonar la investidura mientras su padre agoniza o Miss Kenton anuncia que va a contraer matrimonio y se marchará de la mansión.
"¿He de pensar -dijo- que después de tantos años de servicio en esta casa, no tiene usted más palabras de despedida que las que acaba de pronunciar?
-Miss Kenton, reciba usted mi más sincera enhorabuena. Pero le vuelvo a repetir que arriba están teniendo lugar hechos de gran importancia y que debo volver a mi puesto".
Otra cualidad esencial a tal oficio es la "lealtad" debida al patrón, que en la interpretación de Mister Stevens se confunde con sometimiento y humillación.
Una tercera virtud reside en atender a un señor de elevado valor moral, en prestar servicio a lo largo de una carrera a grandes caballeros, y a través de ellos, a toda la humanidad.
"-Lord Darlington era muy buena persona. Un hombre de gran corazón. Y al menos él tuvo el privilegio de poder decir al final de su vida que se había equivocado. Fue un hombre valiente. Durante su vida siguió un camino, que resultó no ser el correcto, pero lo eligió. Y al menos eso pudo decirlo. Yo no puedo. Yo sólo 'confié'. Confié en su instinto. Durante todos aquellos años en que le serví, tuve la certeza de estar haciendo algo de provecho. Pero ahora ni siquiera puedo decir que me equivoqué. Dígame, ¿cree usted que a eso puede llamársele dignidad?"
Lo que subyace, es la imposibilidad de escapar a la propia condición.
¿Podría Mister Stevens haber actuado de otra manera?, ¿cuál es la responsabilidad de haber servido a un señor indigno?, ¿de qué modo habría sido capaz de expresar sus sentimientos por Miss Kenton?
En Los restos del día se respira una profunda melancolía, una intolerable nostalgia por aquello que nunca ocurrió.

2 comentarios:

BlueNote97 dijo...

Fue la primera novela de Ishiguro que leí.
"Lo que queda del día", lo que queda al final del día, o metafóricamente, lo que queda al final de la vida. Ishiguro crea un personaje que ve desvanecerse los principios en los que se educó. Aunque aparentemente persista en ajustarse a unas normas que le fueron válidas, al final de su dia se ve inseguro, casi desvalido.
La novela es una apasionante reflexión sobre la rigidez de los códigos morales, educacionales y sociales. Teñida de un hondo suspiro por lo que pudo ser y no fue.
Una obra extraordinaria, que se deja releer y sigue contando cosas.

Sucre2496 dijo...

BlueNote97,

Siempre es un placer leer tus mensajes.

Un abrazo.