martes, 17 de marzo de 2009

Jean-Pierre y Luc Dardenne - El hijo

Francis (Morgan Marinne) ingresa en un instituto de rehabilitación social y Olivier (Olivier Gourmet), un educador, se excusa de aceptarlo bajo su tutela, pero lo sigue con evidente inquietud.
Nada se sabe del motivo que lleva al instructor a acechar a su alumno, pero la cámara persigue a Olivier, que parece soportar el peso de una carga.
Los encuadres nunca consisten en primeros planos, sino que se posan sobre la nuca del carpintero, transmitiendo la tensión que sufre el maestro.
Él no tiene conciencia de porqué hace lo que hace.
Luc Dardenne señaló a Página 12 que la idea de filmar a Olivier de espaldas fue producto de una fotografía de Dorothea Lange sobre una anciana negra sentada en un banco de plaza, probablemente en Nueva York. “Viéndola de atrás tuve la sensación de que estaba viendo toda su vida allí a sus espaldas. Verla desde ese ángulo me dio la impresión de una historia, de sufrimiento quizá. Está el mundo de hoy y el personaje que está fuera de él con su propia historia que el mundo no nota, pero nosotros sí lo percibimos porque estamos detrás de ella. Y me dije a mí mismo que Olivier es bastante parecido a eso.”
En una escena esencial del filme, Olivier toma las llaves de Francis, ingresa a su departamento y se acuesta en su cama. En ese mismo momento, habrá de reconocerse en el otro, será capaz de ponerse en su lugar.

domingo, 8 de marzo de 2009

Kim Ki-duk - The Coast Guard

En el marco del conflicto político que divide a Corea, el director Kim Ki-duk cuestiona la férrea disciplina militar y sus consecuencias sobre la personalidad inestable de Kang (Jang Dong-gun), un soldado excesivamente dependiente del ejército.
Tras haber ocasionado la muerte de un civil cuando tenía relaciones sexuales con su novia, Mi-yeong (Park Ji-a), dentro de una zona de la costa custodiada por el ejército, Kang es licenciado y comienza a perder la razón; en tanto la joven, mentalmente afectada, deambula sin sentido por el lugar donde ocurrió el trágico hecho, siendo abusada por el resto de la unidad.
The Coast Guard presenta sus protagonistas: un hombre que debe pagar sus culpas mientras se encamina a un inevitable final trágico, y una mujer degradada, víctima propiciatoria de la violencia, en un mundo inhospitalario donde no parece haber sitio para la empatía.
A partir de la denuncia del absurdo de custodiar en la actualidad la frontera que divide a las dos Coreas, con la excusa de la improbable intrusión de un espía, Kim ensaya en fílmico un firme alegato contra el servicio militar obligatorio.
La filmografía de Kim Ki-duk parece querer decir que la consecuencia de un hábitat social rígido es un ejercicio de la violencia física y psicológica que se torna inherente al modo de relacionarse de las personas, estableciéndose vínculos patológicos de dependencia mutua entre víctima y victimario.