
Nada se sabe del motivo que lleva al instructor a acechar a su alumno, pero la cámara persigue a Olivier, que parece soportar el peso de una carga.
Los encuadres nunca consisten en primeros planos, sino que se posan sobre la nuca del carpintero, transmitiendo la tensión que sufre el maestro.
Él no tiene conciencia de porqué hace lo que hace.
Luc Dardenne señaló a Página 12 que la idea de filmar a Olivier de espaldas fue producto de una fotografía de Dorothea Lange sobre una anciana negra sentada en un banco de plaza, probablemente en Nueva York. “Viéndola de atrás tuve la sensación de que estaba viendo toda su vida allí a sus espaldas. Verla desde ese ángulo me dio la impresión de una historia, de sufrimiento quizá. Está el mundo de hoy y el personaje que está fuera de él con su propia historia que el mundo no nota, pero nosotros sí lo percibimos porque estamos detrás de ella. Y me dije a mí mismo que Olivier es bastante parecido a eso.”
En una escena esencial del filme, Olivier toma las llaves de Francis, ingresa a su departamento y se acuesta en su cama. En ese mismo momento, habrá de reconocerse en el otro, será capaz de ponerse en su lugar.