
De pronto, Kei desaparece sin dejar rastros, como si se se desvaneciera en el aire.
La acción se vuelve a reanudar unos años más tarde, con los integrantes de la familia intentando sobrellevar la ausencia del hijo: la madre ha quedado embarazada una vez más, el padre es el director del festival de danzas callejeras de Basara y Shun pinta un retrato de su hermano.
Pero un día, reciben la ansiada noticia de la aparición de Kei.
Entonces, es el tiempo de la reparación.
El baile permite alejar los fantasmas, conjurar la suerte, mientras que la llegada de la lluvia tiene un efecto de purificación.
El nacimiento de un nuevo hijo ("Amanece" dice Reiko, el personaje de la madre interpretado por la propia directora), tiene lugar en el hogar familiar, en presencia de los más cercanos, subrayando la importancia de la familia y la comunidad.