miércoles, 10 de marzo de 2010

Haruki Murakami - Al sur de la frontera, al oeste del sol

Las cosas que se pierden, se pierden irremediablemente.
Solo subsisten como una carga, un equipaje que cada uno lleva consigo y no se puede dabandonar.
Un amor no consumado, el sentimiento de culpa por haber herido a alguien, sucedidos en la adolescencia, tienen tal significación que dejan una marca.
Permanecen en forma de sueños, visiones, en los que se busca completar la ausencia que ellos provocan.
Mas en determinado momento se desvanecen, desaparecen y solo queda un vacío.
Hajime ("Principio") es hijo único. Durante su infancia sufrió un complejo de inferioridad, porque esa condición lo diferenciaba de los demás niños de su medio. Solo estaba a gusto con Shimamoto, también hija única, existiendo entre ambos una comprensión mutua.
El miedo a ser herido es la razón por la que Hajime se aleja de Shimamoto al mudarse a Tokio para ir a la universidad, perdiendo la oportunidad de consumar el amor que siente por ella.
Como adulto, casado con Yukiko, padre de dos niñas y dueño de dos bares de jazz, tiene una vida exitosa, pero siente que no le pertenece, que le falta algo. En su interior, espera el regreso de Shimamoto.
Una cualidad de la obra de Haruki Murakami consiste en combinar diestramente lo real con lo onírico. En ese sentido, todo el relato del reencuentro de Hajime con Shimamoto se puede entender como una fantasía del protagonista.
Al sur de la frontera es el nombre de una canción de Nat King Cole que ambos acostumbraban escuchar juntos, cuyo significado no comprendían.
Al crecer, aquello que se presentaba como un enigma, un misterio, adquiere la forma de una decepción, un desengaño:
"¡Sólo era una canción sobre México! Yo que pensaba que al sur de la frontera debía de haber algo maravilloso".
Por el contrario, el oeste del sol es un lugar muy distinto.
La histeria siberiana es una enfermedad propia de los campesinos de los páramos de Siberia.
Todos lo días, cuando el sol sale por el este, van al campo a trabajar sin descanso, y cuando se oculta en el oeste, vuelven a su casa y duermen.
Pero un día, algo en su interior muere, y emprenden el camino hacia el oeste, día tras día, sin comer ni beber, hasta que al final mueren.
La adolescencia es la edad en que todo está por escribirse.
Todo es novedoso, ilimitado y vivido intensamente.
Por ese motivo, conlleva confusión, inseguridad, y el tránsito a la madurez suele ser tortuoso, lacerante.
Crecer implica aceptar una vida donde no hay espacio para descubrimientos, donde las expectativas, los sueños, no se concretan, sino que tienen la prepotencia de hostigar, de acorralar, actualizando una y otra vez aquello que no fue, provocando un profundo desencanto.
Para Hajime, este mundo es como el desierto de la película de Walt Disney, The Living Desert:
“Al final sólo queda el desierto. El desierto es lo único que vive de verdad”.
Así, apenas resta esperar, sin convicción, la posibilidad de un nuevo comienzo:
"-Oye, Yukiko -dije-, empecemos mañana de nuevo. Creo que podremos hacerlo todo desde el principio. Pero hoy es demasiado tarde. Quiero empezar bien, desde el principio, en un día intacto".

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